La evolución de los edificios tira de la evolución de la ciudad. Con tantos emprendimientos nuevos y edificios de alta gama con todas las ventajas de la tecnología, quién sabe estamos pasando a una ciudad futurista.
La decoración de interiores acompaña el proceso con propuestas novedosas, después de todo de la mano del posmodernismo apareció el soltar la lira, es decir: deslirarse, todo vale, todo se mueve, todo cambia.
La realidad es que las necesidades cambiaron también. Luego de un breve período de años en el que en el espacio del hogar irrumpió la computadora, para lo que se necesitaba, no sólo espacios, sino condiciones de limpieza, de luz, de sol, de refrigeración, en fin, un hijo más, en la actualidad la cosa va cambiando.
A medida que la tecnología disminuye de tamaño y aumenta en potencia, los espacios mutan, ahora hay notebooks, ipad, e-reader y una serie de dispositivos diminutos de memoria.
Todo eso necesita un espacio especial, teniendo en cuenta que a veces viene acompañado del hecho de que se está empezando a utilizar la cada de oficina.
Pronto, los nuevos edificios se conocerán por las facilidades que ofrezcan en ese sentido en vez de la ubicación, trasladarse no será un problema, si tenemos en nuestra sala un espacio para montar un holograma, y si no lo tenemos lo fingimos, un holograma de un holograma de un espacio que no existe.
Esto que parece una ironía, no lo es, es más o menos a lo que tiene el mundo, somos demasiados y queremos más comodidades.
No sé si esto es más o menos emocionante para la arquitectura del futuro, pero sin duda será interesante.